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Los «años dorados» fueron «una época perdida» para el merengue

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Los «años dorados» fueron «una época perdida» para el merengue

Si bien es cierto que la década de los 80´s y 90´s fue “la época del oro del merengue”, un reconocido músico y arreglista dominicano afirma que esta también fue “una época perdida para el merengue”.

La «dizque Época Dorada del Merengue, fue la época de la destrucción del ritmo dominicano» manifestó el profesor universitario Leini Guerrero, durante la puesta en circulación del libro “Rumbas Barriales”, reeditado por la investigadora Rossy Díaz.

“Vivíamos una industria próspera, estábamos bien, hacíamos buenos arreglos pero de un material que no era nuestro”, aseguró Leini Guerrero, Director de la Escuela de Música de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde se realizó la puesta en circulación de la obra.

Sin embargo, destacó, que luego, un grupo de “loquitos” (con Pochy Familia a la cabeza) “empezaron hacer algo los dizques académicos del merengue y arreglistas nunca hicimos. Ellos crearon el verdadero swing del merengue moderno”.

La musicóloga Rossy Díaz, no cree que fuera desmérito el tema de los fusilamientos (adaptaciones) en aquellos “años dorados del merengue”, porque en realidad “los arreglistas dominicanos se la lucieron en esas composiciones”.

“Si lo que llamamos industria del merengue en los años 80´s y 90´s, fue lo que fue, es porque hubo cantidad de músicos que de los barrios y los campos vinieron a la ciudad para alimentar esa industria”, expresó la autora de “Rumbas Barriales”.

Todos esos músicos, y esos “Años Dorados” en que todos nos enorgullecemos, venían del interior, y eso fue posible porque había una política cultural de academias y bandas de músicas municipales”, lo que dio como resultado -al desarrollarse la industria- que “los músicos pasaron a crear una marca, como se ha creado” del ritmo dominicano.

Y se hace la pregunta de: ¿Por qué el Estado ha descuidado tanto -del 1992 hasta la fecha- las academias y bandas municipales?

Díaz entiende que apuestas como las de Pochy Familia y otras “fueron creativas y retadoras, pero no podemos desmeritar esa labor que hicieron muchos arreglistas con esas adaptaciones” durante la llamada época dorada.

En su libro, la docente universitaria destaca la creatividad de los barrios, y lo reseñó en tiempos cuando la prensa solo destacaba la delincuencia, drogas, narco, pero viviendo en un barrio vio otra realidad alterna muy distinta.

Cuando la obra era apenas un anteproyecto de tesis en la UASD, el profesor Guerrero le pregunto si iba hablar de Coco Band y de ahí en adelante le decían “la merenguera”. Leini y Crispín Fernández fueron sus asesores de tesis y le ayudaron mucho a desarrollar su investigación, en una época donde se volvió tendencia que el merengue estaba en crisis.

Rossy entendía que se debía celebrar esa creatividad y estos grandes músicos le dieron un empujón a uno de los capítulos de su tesis universitaria sobre el “merengue de calle”, lo que terminó convirtiéndose en el libro “Rumbas Barriales”.

Así nació el libro, y fue aceptado porque era una voz académica, joven que no estaba respondiendo a críticas, sino que era neutral. Pasaron 5 años de la puesta en circulación y nadie habló del libro, hasta que Acroarte la invitó a una Charla sobre “Origen, Desarrollo y Retos del Merengue de Calle”, de ahí a muchos programas de televisión y toda la edición de la obra se agotó.

Al cumplirse 10 años entendía que valía, la pena hacer una reedición de Rumbas Barriales tomando en cuenta todo lo que ha sucedido con la música que llamamos urbana y la cultura dominicana.

Al final de la presentación el maestro Leini Mirope Guerrero agradeció a Pochy por haber hecho el rescate del merengue, junto a un grupo de muchachos, que se inventaron una especie de frases populares, que no se atrevieron; “estoy hablando esto, y espero que no me sacrifiquen” dijo el destacado arreglista dominicano.

Pochy Familia contó que siempre quiso trabajar con las cosas temáticas y vivencias del pueblo, lo que somos en nuestros hogares. Pudo comprobar que se hicieron muchas adaptaciones y decidió hacer un tema con un tipo de letras sencilla, pueblerina con un arreglo (un poco gallego) sin mucha complicación que funcionó y eso le permitió alcanzar a la juventud”.

Aquella idea la ´presentó al disquero Mateo San Martin de Kubaney y como le gustó aprovechó compuso los temas “el domingo” y la flaca”. El resto es historia.

El director de la Coco Band, no cree mucho en la vulgaridad -aunque respeta eso- pero siempre escribe con picardía y jocosidad porque eso es parte de la idiosincrasia y la esencia de lo que somos los dominicanos.

El libro estará a la venta en Librería Mamey de la zona colonial, ya fue presentado en Neyba, Barahona.

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